El silencio puede resultar incómodo para algunas personas, pero en ocasiones no decir nada puede ser lo mejor que podemos hacer para el bienestar de nuestros niños.
Para poder escucharlos en primer lugar tendremos que aprender a escuchar y comprender atentamente lo que nos dicen y para ello hemos de tener muy clara la diferencia entre escuchar (qué es difícil aprender) y oir nada más, porque oír es escuchar jaleo, ruidos, murmullos y no enterarse de nada, pero ESCUCHAR es una gran palabra con sentido profundo y que nos dá muchas pistas para poder solucionar todo tipo de problemas.
Cuando un niño ves que te interesa lo que él dice y lo escuchas, le estás transmitiendo un voto de confianza, respeto y amor y así el niño podrá descargar fácilmente sus estados de ánimo y emociones.
Los niños cuando peor se comportan es cuando más necesitan nuestro amor y entendimiento porque es una forma de expresarse y conseguir decirnos que algo pasa en su interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario